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Protagonizada por Alberto Ruiz Gallardón
Estreno mundial en todas las sedes del Opus Dei
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¡ÚNETE A LA ASOCIACIÓN DRY! Sólo aglutinando fuerzas podremos romper el sistema y construir algo nuevo #aLaIslandesa
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La Espe prefiere pagar los toros a asumir las vacunas contra la meningitis!
Intercambio de regalos... ¡A costa de nuestra libertad! (y nuestros cuartos)
Abel Martin Machado
El sádico y psicópata iluminati mantiene su plan para condenar al más cruel sufrimiento a miles de niños.
sociedad.elpais.com
El neurocirujano infantil alerta sobre las terribles consecuencias de prohibir el aborto en casos de malformación grave del feto
Dos curas estaban hospedados en un convento para participar
en un gran evento religioso.
Para no incomodar a las hermanas que residían allí, los padres salían poco de su cuarto y tomaban el baño muy tarde,
Para no incomodar a las hermanas que residían allí, los padres salían poco de su cuarto y tomaban el baño muy tarde,
a fin de no encontrarse
con ninguna de las monjas.
Una noche, salieron de su celda para tomar el baño.
Una noche, salieron de su celda para tomar el baño.
Estando allí, se dieron cuenta de que no había jabón.
Entonces, uno de ellos dijo:
- “Yo tengo jabones en mi cuarto, voy a buscarlos”.
Pensando en ganar tiempo y sin imaginar que pudiera
Entonces, uno de ellos dijo:
- “Yo tengo jabones en mi cuarto, voy a buscarlos”.
Pensando en ganar tiempo y sin imaginar que pudiera
aparecerse alguien a
esas horas, el padre fue a buscar
los jabones completamente desnudo.
Ya en su cuarto, tomó dos jabones, uno en cada mano y
Ya en su cuarto, tomó dos jabones, uno en cada mano y
se dirigió al baño, donde lo esperaba el otro padre.
A mitad del corredor, se encontró con tres monjas que se
A mitad del corredor, se encontró con tres monjas que se
quedaron
perplejas. Como no había donde esconderse, el
padre se pegó a la pared y
se quedó inmóvil, como una estatua.
Las tres hermanas se acercaron a la estatua, admirando la perfección de la obra, hasta que una de ellas, llevó una mano
Las tres hermanas se acercaron a la estatua, admirando la perfección de la obra, hasta que una de ellas, llevó una mano
a los genitales, tiró del miembro del padre
que, asustado,
dejó escapar un jabón.
La segunda monja exclamó:
- “¡Madre mía! ¡Es una estatua distribuidora de jabones!”.
Las hermanas se quedaron maravilladas y, para comprobarlo,
La segunda monja exclamó:
- “¡Madre mía! ¡Es una estatua distribuidora de jabones!”.
Las hermanas se quedaron maravilladas y, para comprobarlo,
otra hermana
también tiró del miembro del padre,
que inmediatamente soltó el otro
jabón.
Entonces, la tercera monja repitió la operación, pero no cayó ningún jabón. Intentó tirar una vez más, y otra vez, y otra vez,
Entonces, la tercera monja repitió la operación, pero no cayó ningún jabón. Intentó tirar una vez más, y otra vez, y otra vez,
para recibir un jabón. Y… nada. Pero, de repente, llena de entusiasmo,
gritó:
- ¡CHAMPÚ, CHAMPÚ, HERMANAS!
- ¡CHAMPÚ, CHAMPÚ, HERMANAS!
Tiene que seguir criandolos...
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